Los programas de enseñanza de segundas lenguas han cambiado bastante en los últimos siglos. En los primeros métodos tradicionales se daba la mayor importancia a la gramática, la traducción a la lengua materna y la memorización de vocabulario, hasta que surgió un cambio en el siglo XIX. El movimiento de población entre los países europeos y las nuevas ideas hicieron que aparecieran nuevas teorías y métodos educativos; como por ejemplo, el uso del ejercicio físico durante las clases, o la idea de que el profesor debía guardar más silencio para fomentar la participación de los alumnos.
Aún así, se seguía dando mucha importancia a la gramática y la memorización y al profesor como protagonista durante las clases. No se tenía en cuenta la participación de los alumnos como parte de un intercambio mutuo activo, sino que se les consideraba como miembros pasivos que debían cumplir con el trabajo propuesto por el profesor.
En las últimas décadas del siglo XX, las cosas empezaron a cambiar. Aún queda mucho camino por recorrer, pero apareció un nuevo método: la enseñanza comunicativa de idiomas o enfoque comunicativo.
En el enfoque comunicativo, los alumnos se sitúan en el centro del proceso de aprendizaje. Esto significa, por un lado, que sus opiniones, puntos de vista y necesidades se sitúan en primer lugar, pero también que son ellos los responsables de su propio aprendizaje. El profesor, que antes era un director cuyas normas había que obedecer, se convierte en un agente intermediario, un facilitador del aprendizaje.
Se anima a los alumnos a participar activamente y a ser conscientes de sus propios errores. Antes se les decía cuáles eran sus errores y cómo corregirlos; sin embargo, con el enfoque comunicativo los alumnos utilizan el método inductivo y se les presentan una serie de ejemplos de la vida real de los que pueden extraer conclusiones generales.
También se tienen en cuenta los estilos de aprendizaje. Hace unas décadas no importaba si los alumnos eran más visuales, auditivos o cinestésicos, ahora cada vez más profesores empiezan a prestar atención a las distintas estrategias de aprendizaje e intentan sacarles el máximo partido en el aula.
Y lo más importante y en lo que consiste el enfoque comunicativo: aprender idiomas consiste en comunicarse. Se acabaron las clases que eran principalmente una sucesión de errores que se corregían sin parar. Lo más importante es que el alumno sea capaz de comunicarse eficazmente, utilizando situaciones de la vida real puestas en contexto.
Hay un punto clave en el enfoque comunicativo: el aprendizaje basado en tareas. La lengua se considera la principal herramienta de comunicación a través de la cual podemos realizar tareas con éxito. Por ejemplo, si queremos ir a hacer la compra, esa es una tarea que tenemos en mente. Y para hacerla necesitaremos utilizar el lenguaje; solo haciéndolo adecuadamente seremos capaces de llevar a cabo nuestra tarea.
Por tanto, los ejercicios y actividades en el aula dejan de ser material aislado y descontextualizado con el que prácticamente no conseguimos nada. Utilizaremos el lenguaje para hacer algo, como en la vida real.
¿Cómo puede todo esto ayudarnos a aprender un nuevo idioma, en este caso el francés?
El enfoque comunicativo es el más novedoso y el que ha demostrado ser más eficaz en el aprendizaje de segundas lenguas. Además, no provoca frustración y desmotivación en los alumnos, ya que ven realmente que están aprendiendo. Descubren que sus necesidades se tienen en cuenta, y en las clases se mantiene un ambiente alegre y cordial del que todos se benefician.
Aprender un nuevo idioma es todo un reto para el cerebro. Requiere constancia, mucho esfuerzo y voluntad de aprender de los errores. Es un proceso que requiere tiempo y trabajo, pero cuando si se realiza con el enfoque adecuado, aprender un nuevo idioma deja de ser una pesadilla y se convierte en una fantástica experiencia que te abrirá la mente.
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