¿Al hablar francés te centras demasiado en tus errores?
Algunos estudiantes prestan demasiada atención a lo que dicen cuando hablan francés y quieren que no haya ningún error en sus frases. Si cometen algún error les da vergüenza o les cuesta mucho hablar, ya que solo piensan en buscar la palabra correcta. Hay quienes lo llevan al extremo, e incluso prefieren no hablar a equivocarse.
Sin embargo, los errores son parte del proceso de aprendizaje y hay que cometerlos para progresar.
Acepta que cometerás errores. Como dice el proverbio: «La práctica hace al maestro». No tengas miedo de cometer errores y deja que las palabras fluyan naturalmente. Hasta que no hayas estudiado francés durante bastante tiempo, no podrás expresarte a la perfección continuamente. Así que, no pienses en decir todo perfecto antes de hablar, no hay por qué avergonzarse de los errores. Recuerda que estás aprendiendo.
O al contrario, ¿prestas poca atención a los errores cuando hablas francés?
En el otro extremo, hay quienes prestan poca atención a los errores que cometen al hablar. Suele ser el caso de alumnos que han aprendido a comunicarse en francés principalmente escuchando, aunque no han aprendido la gramática con la profundidad necesaria. En estos casos, los alumnos son bastante buenos manteniendo conversaciones gracias a su amplio vocabulario y a su buena comprensión oral, e incluso pueden ser capaces de hablar sobre diversos temas con cierta agilidad.
Sin embargo, cuanto más hablan, más repiten los errores, sobre todo si sus interlocutores no los corrigen. Si no se les hace ver estos errores o nunca se esfuerzan en corregirlos, pueden convertirse en errores fosilizados, sobre todo en destrezas como pronunciación y gramática.
Como resultado, las competencias de francés de estos alumnos están desequilibradas, teniendo habilidades orales de nivel B2 pero cometiendo errores gramaticales de nivel A1/A2, por ejemplo. Los errores gramaticales y de pronunciación fosilizados y/o descuidados pueden acabar siendo muy difíciles de corregir, ya que los malos hábitos se arraigan y los músculos de la boca se acostumbran.
No es fácil compartir los pensamientos y sentimientos de forma espontánea y sin fallos gramaticales en una lengua extranjera. Si te cohibes demasiado y eres muy precavido, no serás capaz de hablar mucho. Si eres demasiado descuidado y no prestas atención a los detalles gramaticales cuando hablas, repetirás los mismos errores y no progresarás en la comunicación oral. El mejor consejo es: encuentra el equilibrio entre estos dos extremos.