La lectura desempeña un papel fundamental en la adquisición de una segunda lengua. Normalmente, el aprendizaje de idiomas se centra en el desarrollo de las cuatro destrezas: hablar, escuchar, leer y escribir. Sorprendentemente, la lectura suele pasarse por alto en los programas de estudios, cuando en realidad es una de las destrezas esenciales que los estudiantes necesitan dominar para comunicarse mejor en su lengua extranjera.
La lectura mejora nuestras funciones cerebrales, potencia nuestra imaginación creativa y desarrolla nuestro pensamiento crítico. Al exponer a nuestros hijos a la lectura desde una edad temprana, les damos la oportunidad de convertirse en adultos competentes y seguros de sí mismos. La lectura fomenta una mayor madurez, enciende la creatividad y la imaginación y despierta la curiosidad. Por no hablar de que aumenta nuestra capacidad de atención y concentración.
Como ya hemos dicho, en el aprendizaje de una segunda lengua, la lectura aporta inmensas ventajas. Al estar constantemente expuestos a nuevas estructuras gramaticales y palabras, ampliamos nuestro vocabulario y nos convertimos en lectores más fluidos y mejores escritores.
La diferencia entre leer en nuestra segunda lengua y en nuestra lengua materna es que cuando aprendimos a leer en nuestra materna ya sabíamos hablar. Esto no ocurre con nuestra segunda lengua, en la que la mayoría de las veces empezamos a leer y escribir al mismo tiempo que hablamos, lo que hace que el proceso de leer en nuestra lengua extranjera sea un poco más difícil. Por eso debemos asegurarnos de que nuestros materiales de lectura se corresponden con nuestro nivel actual, para evitar una posible desmotivación mayor.
Si estás aprendiendo francés online y consideras la lectura como una magnífica forma de adentrarte en mundos y realidades totalmente nuevas, pon en práctica estos pocos consejos para que la experiencia sea eficaz y productiva:
1. Empieza por lo básico.
No esperes poder leer ensayos o novelas complicadas desde el primer momento. Sólo conseguirás frustrarte, ¡tómate tu tiempo! Busca un libro FLE (Français Langue Etrangère) adaptado a tu nivel para empezar. Si quieres algo más divertido para leer, algunos libros para niños pequeños pueden ser adecuados para principiantes. Como constan de pasajes cortos y utilizan un lenguaje sencillo, son perfectos para empezar.
2. Consíguete un diccionario de francés y tenlo siempre a mano.
Si aún no lo has hecho, ¡es el momento! No te detengas ante cada palabra que no conozcas y la busques en el diccionario. Eso sólo entorpecería tu progreso y, al final, acabarías sin tener ni idea de qué trataba el texto. Es mejor leer el texto sin parar, hacerse una idea general de qué trataba y luego buscar las palabras que no hayas entendido. Una vez que conozcas todas las palabras, puedes volver a leerlo.
3. Lee libros que ya hayas leído en tu lengua materna.
No importa si es una historia que leíste hace mucho tiempo, seguro que tendrás una idea general del texto. Leer algo que ya has leído en tu lengua materna te ayudará a no centrarte tanto en la historia como en el lenguaje, captando pistas contextuales y aprendiendo nuevo vocabulario.
4. Los audiolibros importan.
Aunque no conozca todas las palabras, los audiolibros le ayudarán a entrenar el oído y a acostumbrarse a la velocidad y al habla de los francófonos nativos.
5. Ve a tu propio ritmo.
De nada sirve leer en tu segunda lengua si estás constantemente mirando las páginas que faltan para terminar el libro. La lectura debe ser algo placentero y divertido, así que no te estreses y elige libros que traten temas que te interesen.
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